ANÁLISIS TÁCTICO: PSG 5 INTER DE MILÁN 0
Analizamos todos los errores del Inter y lo que hizo el PSG para coronarse como campeón de Europa 2025.
Analizando las alineaciones titulares de ambos equipos, podemos ver que ambos equipos salían con toda la pólvora, sobre todo el PSG. El equipo parisino formó un 4-3-3 como ya es habitual de ver en sus partidos y especialmente los tres de arriba fueron claves. Luis Enrique optó por poner de titular a Desiré Doué. El asturiano acertó de lleno, ya que la otra opción hubiese sido Barcola, y quién sabe lo que hubiese pasado sin Doué en el campo. Todo el equipo jugó un gran partido y esto les llevó a marcar 5 goles en una final de Champions.
Por parte del Inter, Inzaghi apostó por su clásico 3-5-2 que tantas alegrías les ha dado durante esta temporada. Los italianos tenían la novedad de Pavard como tercer central, dejando en el banquillo a Bisseck, que salió apenas 5 minutos y tuvo que retirarse lesionado. Sin duda el peor jugador del partido estaba en el once inicial del Inter, y su nombre era Federico Dimarco. El italiano fue el causante de errores en el primer y segundo gol, los que supusieron la brecha en el marcador y hicieron que el rival se armase de confianza.
PRIMERA PARTE
El PSG empezó marcando la diferencia desde el primer balón, ya que en el saque de centro dejaban claro que querían presionar alto y al hombre. La presión del PSG fue una de las claves del partido, y luego la desarrollaremos más en detalle.
El PSG quería tener siempre una línea de tres en la construcción. Esta podía estar formada por los dos centrales y luego había tres opciones: Nuno Mendes, Fabián Ruiz o la que solía ser habitual, Vitinha. Con este movimiento, Nuno Mendes tendría la libertad para avanzar por el carril interior hacia zonas muy altas. Esto fijaba a Benjamin Pavard y además ofrecía un apoyo a Kvaratskhelia en la banda en caso de que el georgiano lo necesitara. Además, en la imagen de arriba podemos ver que Dembelé no se mantiene estático fijando centrales o moviéndose por el carril central, sino que tiene libertad de movimiento, por ejemplo en la imagen se sitúa en el lado débil del balón. Esto va a ser clave más adelante.
Hablando del otro lateral en estas situaciones, Hakimi solía variar mucho en sus movimientos durante esta fase del juego. El marroquí solía posicionarse en zonas interiores, aunque también podía colocarse más arriba en un movimiento parecido al de Nuno Mendes o incluso abrirse en la banda para que Doué se metiera por dentro. Esto habla muy bien de la fluidez del equipo francés desde las primeras fases del partido.
En cuanto al Inter, en una primera presión se posicionaba arriba en una presión alta en su 3-5-2, con los carrileros marcando a los laterales rivales y los mediocentros marcando al hombre a los mediocentros del PSG. Sin embargo, esta presión solía superarse gracias a Dembélé, que se salía de la marca de los centrales para ocupar espacios a los que pueda ir el balón en caso de que Donnaruma no asumiera riesgos y decidiera mandar un envío por arriba. Esto solía pasar a menudo, pero el Inter solía ganar el balón en estas situaciones, ya que los envíos en largo del portero italiano no eran los mejores.
Sin embargo, en las jugadas en las que el PSG podía ganar altura y posicionar a su línea de 3 defensas de la que ya hemos hablado antes, el Inter se colocaba en un bloque medio-bajo en su 5-3-2 que tanto le ha servido durante esta temporada.
Habiendo tocado ya la presión del Inter, vamos a hablar de lo que fue una de las claves del partido: la presión alta del PSG. ¿Cómo puede un equipo de fútbol ganar el balón sin tocarlo? Pues como lo hizo el PSG. Vamos a ir por partes, analizando el rol de cada jugador en la presión que decidió el mejor campeonato de clubes del mundo.
Primero y más importante, Dembélé. El delantero francés demostró ser uno de los mejores del mundo a la hora de presionar, y era el encargado de marcar a Acerbi y a Sommer. Sobre el papel, esto era un 2v1, pero la forma de presionar que tenía Dembélé hacía que el balón siempre volviese hacia uno de los dos y que el Inter acabara perdiendo el balón. Por parte de Desiré Doué, el joven extremo francés era el encargado de marcar individualmente a Bastoni, que se posicionaba como defensa exterior por el lado izquierdo, mientras que Kvaratskhelia presionaría de igual forma a Pavard.
Además, cuando el Inter intentaba jugar por dentro, el encargado de marcar a Mkhitaryan sería Joao Neves, mientras que Hakimi sería el encargado de presionar a Dimarco. Sin embargo, cuando el Inter buscaba sacar el balón por la banda izquierda, estos papeles se intercambiaban, siendo Joao Neves el que presionaba al lateral y Hakimi al mediocampista del Inter. Acabando ya con el tema laterales, Luis Enrique tenía claro que, si ambos subían a presionar, lo más normal sería que sus defensas centrales se quedaría en 1v1 frente a los delanteros rivales, por lo que Hakimi y Mendes eran complementarios, es decir, cuando uno saltaba a presionar, el otro se quedaba para quedar en 3v2 frente a los delanteros rivales. Normalmente se quedaba Nuno Mendes, ya que el Inter buscaba salir constantemente por el lado de Dimarco, mientras que Dumfries subía en el campo colocándose como extremo derecho. Por dentro, Fabián sería el encargado de marcar individualmente a Çalhanoglu mientras que Vitinha marcaba a Barella.
En el minuto 12, el PSG abriría la lata gracias a un gol de Achraf Hakimi en el que demostrarían su fluidez, sobre todo en el último tercio del campo. Tras un gran pase de Vitinha que rompería las dos líneas que se colocaban extremadamente juntas para cubrir los espacios de la frontal, Doué se giraría y encontraría a Hakimi entrando sin marca por el carril central, haciendo que el marroquí solo tuviera que empujarla para poner el 1-0 en el marcador.
Tras el primer gol, todo siguió igual. Nada cambió por parte de ninguno de los dos equipos. El Inter seguiría intentando defenderse todo lo posible, intentando dejar el mínimo espacio posible aprovechable en la frontal del área y salir a la contra, mientras que el PSG seguía buscando su juego fluido, sus rotaciones posicionales y, sobre todo, su presión alta.
Sin embargo, el Inter parecía haberse centrado demasiado en el juego posicional del Inter y había subestimado que el PSG tenía a los jugadores más rápidos y explosivos de Europa, por lo que en cualquier contra les podrían castigar. Eso fue lo que sucedió en el segundo gol del PSG. Tras un robo de balón dentro de su propio área, Kvaratskhelia conduciría el balón y le dejaría el balón a Dembélé, quien atraería a algunas marcas dejando solo en el otro costado a Doué, que recibió y reventó la red con un disparo con la diestra inapelable.
Ahora si que intentaría reaccionar el Inter, pero la realidad era que las únicas jugadas del Inter que hacían daño eran las de balón parado. Además, solo conseguían sacar el balón mediante pases largos a sus delanteros, los cuales se abrían un poco y creaban un espacio entre centrales que no era aprovechado por sus compañeros, los cuales cada vez se acercaban más a Sommer y le daban menos espacio al PSG donde presionar, por lo que era más fácil robar el balón en esas zonas. Además, el PSG iba achicando el campo con la línea defensiva empujando hacia la portería se Sommer, por lo que iban reduciendo la zona de creación de juego del Inter.
Entonces fue cuando el Inter introdujo un cambio en la estructura de la salida de balón: adelantó a Acerbi junto a Çalhanoğlu formando una especie de doble pivote. Esto no le sirvió de nada al Inter, de hecho, le vino peor, ya que ahora Dembélé solo tendría que presionar verticalmente y no presionar de lado a lado y también aumentaría el número de toques de Sommer con balón, lo cual no le beneficiaba al Inter, ya que sus pases eran muy inseguros.
Otra de las claves del partido que el PSG pudo atacar en múltiples ocasiones (por ejemplo en la jugada del segundo gol) fue el gran espacio que dejaban los carrileros del Inter al saltar a la presión. Este espacio era aprovechado por ambos extremos y Dembélé, que se movía por todas las zonas del campo y que solía atacar el segundo palo. Estos espacios a la espalda de los carrileros podrían ser defendidos por los centrales exteriores, pero estos tenían la orden de mantenerse como bloque y de no saltar hacia delante ni hacia los costados.
Sin embargo, a finales de la primera parte parecía que el Inter encontró una salida de balón fiable con el balón largo a Thuram, que fue el único jugador salvable del equipo italiano en este partido. Thuram ha demostrado ser uno de los mejores jugadores a la hora de aguantar el balón y de ganar balones largos.
SEGUNDA PARTE
En la segunda parte, la intensidad del PSG fue clave, aunque, en general, este aspecto fue de lo más importante durante todo el partido, sobre todo en la presión. Además, el PSG le metió una marcha más sobre todo en los contragolpes. En estas situaciones Dembélé, Doué y especialmente Kvaratskhelia eran claves, atacando los espacios que abría el Inter en su línea defensiva.
En el 54, Inzaghi introdujo un doble cambio, sacando a Dimarco y a Pavard para que entrasen Zalewski y Bisseck. El último sería cambiado otra vez apenas 9 minutos después por una lesión muscular, dejando así al Inter con un cambio menos y dando entrada a Darmian. Además, también se fue Mkhitaryan, dejándole su puesto a Carlos Augusto, aunque este se posicionó como carrilero izquierdo.
Sin embargo, además de la fluidez, la intensidad, la presión y el apartado emocional, en esta final también destacó la calidad. Doué y Vitinha fueron los encargados de poner el 3-0, y aunque el gol fuese del francés, la gran jugada de Vitinha con su conducción y luego su asistencia son claves para hundir el bloque defensivo del Inter, que daba la sensación de estar completamente hundido.
Se notó que en la segunda parte algo había cambiado. Algo estaba distinto. Esto era el sistema defensivo del Inter, pero no era un cambio táctico, sino emocional. Se notaba que el Inter tenía completamente perdida la final. Cada vez se hundía más, dejaba más espacios y corría menos, ya fuese hacia adelante como hacia detrás. Y, por muchas ganas que tengas de conseguir algo, si estas no las plasmas en el campo, no sirve de nada.
Y así llegó el cuarto, con Kvaratskhelia atacando espacios a la contra y con el PSG en su mejor momento, mientras que el Inter estaba en el peor. Esto demostró lo bien que se movían los tres de arriba del PSG y que el Inter se encontraba por los suelos, ya que la segunda parte la habían regalado.
Los cambios del Inter no cambiaron la situación, mientras que el PSG daba la sensación de que estaba fresco, de que los 11 jugadores acababan de entrar al terreno de juego. El PSG defendía bien, agresivo, adelantado y mejor posicionado, mientras que el Inter daba la sensación de que dejaba correr los minutos, esperando a que el partido acabara y el resultado no se abultara aún más. Sin embargo, se abultó, con el PSG anotando el 5-0 definitivo en el minuto 85. Este gol fue la sentencia total. Este gol hizo que saltaran las lágrimas por parte de ambos equipos. Los italianos de decepción y los parisinos de felicidad, ya que acababan de ganar su primera Champions League.
Que han gastado miles de millones, que no son un equipo, que con ese equipo era imposible no ganarla… Estas declaraciones las ha hecho mucha gente tras acabar el partido. Mucha gente que desconoce el trabajo de Luis Enrique con este equipo. Vitinha habló en una entrevista que el asturiano impuso el juego posicional durante el año pasado para que, con los conceptos ya interiorizados, este año jugaran fluido adaptando los movimientos de la 23-24 a su juego, el cual les ha llevado al triplete. Me da la sensación de que este PSG no se ha ganado esta Champions, se la ha ganado Luis Enrique, que ha hecho de un mosaico de estrellas un “superequipo”.